EL CENTRO DEL MUNDO

Me encargan un texto sobre Madrid para una revista universitaria en la que colaboro. Ahi va mi pequeño homenaje a la Puerta del Sol y lo que allí se está viviendo.

Confluencia de calles, historias y gentes. Lugar de visita, peregrinaje y acampada. Centro de la ciudad, del mapa radial español y del mundo entero. Sol. Tres letras para nombrar una plaza que irradia calor, vida, ideas.

La Puerta del Sol, en Madrid, es lugar de parada obligado en la capital española. Por su historia, por sus comercios, por su belleza. Quizás no es el mejor momento para visitarla. O quizás sea precisamente el mejor. Cientos de personas que querían (y quieren) un mundo mejor decidieron reunirse y acampar allí. Y automáticamente, personas de todo el globo siguieron el ejemplo reuniéndose en las plazas de sus ciudades, tal como pasó en nuestra querida Plaça Catalunya.

La entrada ahora a Sol resulta más emocionante que nunca. Siempre lo ha sido, pero ahora adquiere más significado. Como el astro, centro del mismísimo Sistema Solar, la plaza que lleva su nombre fue elegida como centro de reunión, de actividad, de sueños. ¿Dónde vamos a manifestar nuestro cansancio? ¿Dónde cabemos todos? ¿Dónde podremos sentirnos como en casa durante todo este tiempo?

Turistas, helados y compradores de oro se mezclan ahora con los activistas de la igualdad y la libertad. Cientos de mensajes cuelgan de cuerdas de tender y los plásticos azules que componen el campamento por ahora, no impiden que Carlos III vea, a lomos de su caballo, que su plaza vuelve a inspirar a la gente y que ese nombre, Sol, es una casualidad repleta de significado.

Diez calles, doce campanadas, un oso y un madroño. Una ciudad que nunca duerme o que lo hace en la calle, en compañía. Ahora mismo la Puerta del Sol ya es más de lo que era. Es todo lo que era más un campamento ciudadano rebosante de utopía. Es una plaza que guarda el secreto de los lugares que siempre existirán.