Hoy he recibido un mensaje precioso. Una chica me ha escrito
para darme las gracias porque se siente acompañada cuando me lee. Dice que
siente la necesidad de hacerlo cuando tiene un ratito y lo mejor de todo es que
me lee mientras le da el pecho a su pequeña. Me he emocionado.
Desde aquí las gracias vuelan hoy hacia ella, no por leerme,
sino por hacerlo como lo hace.
Porque la forma de hacer las cosas es más importante que las
cosas en sí mismas.
Por tomarse la molestia de decírmelo de una manera tan
natural, tan limpia, tan de verdad.
Porque me encanta formar parte de un momento tan íntimo como
amamantar a un bebé, especialmente si es de madrugada.
Y sobretodo porque los que escribimos, en el fondo, también
lo hacemos para sentirnos acompañados. Y si me lees, me acompañas.